Oportunidades del Internet de las Cosas

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Las Oportunidades del Internet de las Cosas

El Internet de las Cosas (IoT) no es un concepto nuevo. El término se utilizó por primera vez a finales de los años 90 y, actualmente, existen aproximadamente 14.000 millones de objetos conectados a Internet. Los analistas de la industria estiman que, en los próximos cinco años, el número de servicios conectados podría estar entre 20 a 100.000 millones, y las oportunidades derivadas de este fenómeno continúan siendo uno de los temas más comentados en el mundo de la tecnología.

La firma internacional de investigación IDC ha pronosticado que para 2018 habrá 200.000 nuevas aplicaciones del IoT, y claramente, los consumidores están comenzando a demandar estas innovaciones. Sin embargo, únicamente el 7% de las compañías han desarrollado una estrategia global para el IoT y han realizado inversiones en consecuencia.

Esta falta de visión es frustrante dado que, aunque la mayoría de los directores generales reconocen el potencial del IoT para potenciar el negocio y obtener un crecimiento de ingresos, aún se muestran reticentes. La desconexión entre el sentimiento y la inversión real en el IoT podría deberse, en parte, al desconocimiento entre los líderes de más edad. Únicamente el 38 por ciento dice que entiende ?completamente? el IoT, mientras que una mayoría (57 por ciento) dice que lo entiende ?algo?.

Continuamente nos preguntamos ¿cómo puede utilizarse el IoT en nuevas maneras que mejoren las relaciones que las empresas tienen con sus clientes? El seguro para el hogar es un gran ejemplo, dado que es un sector en el que los proveedores solo interactúan realmente con el cliente en el momento de renovación de la póliza o cuando se realiza una reclamación.

Los propietarios de viviendas que utilizan la medición inteligente están "conectados" y son proactivos en la gestión de su propiedad, de modo que también pueden agradecer una relación más cercana con su aseguradora. Se trata de emplear la tecnología para construir una relación "más estrecha" y ofrecer otro canal de comunicación con el cliente.

Los automóviles conectados también son un sector que ha evolucionado rápidamente en 2015 y 2016. En noviembre de 2013, Affinion fue parte del equipo inicial cuando Verizon buscó añadir un servicio telemático a su gama IoT, una experiencia de conducción inteligente y conectada con un mercado potencial en los EEUU, de 150 millones de conductores.

Este producto es específico del mercado de la automoción, pero las lecciones aprendidas pueden extrapolarse a cualquier sector en el que se puedan ofrecer nuevos servicios que van a ser útiles para el consumidor.

El sector de minoristas es uno de los que más está utilizando la tecnología del IoT para conectar directamente con los consumidores, y hay incluso mayores oportunidades en marcha. IDC predice que el uso de la señal digital en tiendas al por menor crecerá de 5.300 millones y medio en 2013 a 24.500 millones de euros en 2018, a medida que los minoristas continúen digitalizando la experiencia del consumidor.

Otras innovaciones en el uso del llamado cognitive computing permitirán a los minoristas mejorar la experiencia del cliente personalizando su servicio basándose en los historiales previos de compra, actividad en la web, patrones del programa de fidelización, intereses generales del cliente y estilo de vida.

Podrán moldear la experiencia de compra para cada cliente, utilizando un espacio dentro de la tienda que le suministre directamente ofertas relevantes para él y a su debido tiempo, tales como cupones digitales o recompensas por fidelidad.

Las marcas que desarrollen con éxito productos IoT para el público general serán las que se centren en lo que es relevante y deseable para las personas. Existen potencialmente muchas sinergias para que los proveedores de tecnología y fabricantes de dispositivos trabajen con las marcas en establecer relaciones con el cliente. Cada sector puede aportar su conjunto de competencias en el mundo real para beneficio mutuo. La cantidad de posibles puntos de contacto es demasiado grande como para ignorarla.

Fuente: El Economista